¿Quién es este de quien oigo decir semejantes cosas?
Evangelio según San Lucas 9,7-9.
El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que pasaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: "Es Juan, que ha resucitado". Otros decían: "Es Elías, que se ha aparecido", y otros: "Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado". Pero Herodes decía: "A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es este del que oigo decir semejantes cosas?". Y trataba de verlo.
"El Señor es amigo de su pueblo y otorga la victoria a los humildes." Me llamó la atención esta frase del salmo de hoy. Todo el salmo es una invitación a la gozosa alabanza a Dios, alabanza basada en su grandeza y realeza. Pero para que no quede distante de los hombres, de su pueblo, el salmista fija la relación de Dios con nosotros con el término de la amistad y del don. Amistad y don van de la mano. La amistad es esa relación humana que se basa en la apertura sincera del corazón al otro, una forma de donación afectiva y espiritual en donde con el paso del tiempo quienes se relacionan se van descubriendo mutuamente en su misterio personal y construyen una verdadera comunión basada no en el egoísmo, ni en la manipulación, ni en el sentimentalismo del momento, sino en la generosidad, en la misericordia y compasion mutua, en el respeto, en el compartir, en la escucha, en la mutua valorización, en la perseverancia del estar con el otro. Todo esto exige la capacidad de donarse, que se adquiere en la medida en que se ejercita en las situaciones concretas en donde no nos ponemos a nosotros mismos en el centro sino al otro. Lo interesante de esto es que siendo una experiencia humana, Dios quiere establecer esa relación con nosotros como pueblo suyo y con cada unos. En efecto, en el evangelio de Juan Jesús les dice a sus discípulos: " ya no los llamo siervo sino amigos porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre". La amistad es para Jesús el contexto de la revelación, es decir, del mostrarse quien es él y de darnos su victoria, es decir, de comunicarnos la vida de resucitado en el Espíritu!; pero es para nosotros el espacio de la fe, es decir el lugar en donde adherirnos, entregarnos a su amor de modo total y confiado. Fecundar nuestra amistad con Dios, buscar acrecentarla y profundizarla es una buena imagen de lo que entendemos por vida espiritual. Procuremos hoy mirar nuestra relación con Jesús y procurar pensarnos y entendernos desde la amistad con él para dejar que él aumente nuestra fe.
Que la virgen María, amiga perfecta de Dios interceda por nosotros.
Buen jueves!