Limpia la copa por dentro, y así quedará limpia por fuera.
Evangelio según San Mateo 23,23-26.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
Si hemos de titular las lecturas de hoy se me ocurre lo siguiente: criterios básicos de evangelización. En efecto en la primera lectura vemos a un san Pablo que hablando con corazón en mano dice que ha buscado anunciar en su integridad el Evangelio de Jesús, si distorsionar nada por la motivación del populismo barato que busca sólo agradar a los hombres (tentación muy frecuente) sino que convencido de la belleza de la verdad del evangelio ha buscado no sólo anunciarla a todos sino anunciarla en su totalidad; pero lo ha hecho con TERNURA, es decir movido por una profunda compasión hacia sus interlocutores, de alguna manera reflejando la misma compasión de Jesús que en el camino a damasco le había mostrado su rostro de misericordia y así le permitió conocerlos. En el anunció del evangelio la Verdad sin ternura es una pesada carga que no atrae ni puede llevarse, pero TERNURA sin VERDAD es demagogia que no libera para ser felices ni ta en serio la libertad de quien escucha. Por otro lado Jesús en el evangelio, discutiendo con los fariseos, nos interroga sobre nuestra práctica de la fe, de aquello que es esencial y que se refleja en la letra de la ley (misericordia, justicia y fidelidad) pero que muchas veces no nos gusta prestarle atención pues implica un camino de conversión profunda y una vivencia concreta en lo cotidiano q nos exige la radicalidad del amor: y siendo sinceros eso nos incómoda! Por eso hoy, en nuestro momento de oración, pongamonos en presencia del Señor: siguiendo el.salmo dejemos que el Señor nos sondee y nos diga quienes somos en estos aspectos y dejemos que su palabra nos hiera para purificarnos y así poder ser testigos auténticos del evangelio que se nos ha confiado con humildad y grandeza de corazón...
Que la virgen santa, testigo fiel de Dios, interceda por nosotros.
Buen martes.