Setenta veces siete.
Evangelio según San Mateo 18,21-35.19,1.
Se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?". Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo". El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'. E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos". Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán.
Un Dios que abre camino para su pueblo, un Dios que con su presencia da VIDA...un Dios que es fiel a su alianza. Esto es lo que nos presenta la primera lectura al relatarnos la entrada del pueblo de israel en la tierra prometida. Nuevamente el pueblo vuelve a experimentar el amor misericordioso de Dios. Misericordia que es posibilidad de vida en libertad, gozosa y autentica. En el evangelio la misericordia vuelve a hacerse presente en la compasión del rey q absuelve a su deudor, absolución que es un RENACER pues la carga que le saca de la espalda es mucha: lo libera de la deuda y de sus consecuencias (que abrazaban también a su familia). Misericordia que debía de ser imitada, extendida para que este deudor perdonado fuera portador de esa vida a otros, cosa que no supo o quiso hacer. La misericordia recibida si no se transforma en principio de acción para con los que nos rodean muestra la dureza del corazón. Y nos transforma en USUREROS de la gracia lo cual genera sólo violencia y muerte. No por nada en el padre nuestro Jesús pone acento en este juego de misericordia recibida y donada como petición concreta de nuestra súplica. Sólo por el camino de la misericordia en toda su amplitud se puede pasar de la esclavitud a la tierra nueva del gozó verdadero. Te propongo hoy que en tu oración recuerdes ese toque de la misericordia de Dios en tu vida y desde ella reces por quien no podes perdonar o tenés sentimientos malos. Que la Madre de la misericordia interceda por vos. Buen jueves