La vuelta a casa
¿Cuántas veces al día nos ponemos a pensar si lo que estamos haciendo "está bien"? ¿Cuántas veces al mes? ¿Al año? ¿En toda nuestra vida? Realmente... ¿Cuántas veces nos paramos a pensar?
En la parábola del hijo pródigo, el camino de retorno a casa no comienza hasta que él mismo toca fondo en el chiquero. Para que San Ignacio emprenda la vuelta a la casa del Padre, fue necesario quebrarse la pierna, sentir dolores inhumanos y estar al borde de la muerte. "¡Qué difícil es el primer paso firme de todos los hijos pródigos, el que inicia el retorno desde la región lejana!"
Ese primer paso se da en silencio y hacía adentro.. "ese silencio interior que la juventud teme(...)" dice G.Bernanos. Al hijo pródigo el dolor de darse cuenta que había matado a su padre en vida, que había pecado ".
El dolor abre puertas hacia lugares que pensábamos que no existían en nosotros, San Ignacio no fue la excepción. A lo largo de muchos días marcados por el dolor, la introspección, el análisis de su propia vida y el tiempo, el alma de Ignacio se transformó, poco a poco, no de golpe, no del todo. Una pregunta resonaba en su cabeza.. ¿era èl un "fracasado" ? con 30 años, su vida no había tenido muchos logros de los que vanagloriarse... (tengamos en cuenta que 30 años en el 1500 no es lo mismo que 30 años hoy en día). Ignacio no lee libros de santos y de la vida de Cristo, lo que hace realmente es analizar su corazón bajo la lupa y las medidas de Dios (no del mundo).
El vasco orgulloso sigue intacto, lastimado, rengo y postrado, pero intacto. "Si San Francisco hizo esto.. yo también puedo", inmerso en la lectura y en la oración personal comenzó a cambiar más aún. Tanto que sus familiares comenzaron a darse cuenta de esta "mudanza de alma"
Esta mudanza de alma llevó a Ignacio a querer emprender un viaje, preparó sus cosas, no olvido sus armas, se subió a una mula, y emprendió la vuelta a La Casa del Padre. Rumbo a Montserrat a entregar las armas de los hombres y a vestirse con armadura de Dios.
Te invitamos a velar tus armas, a frenar y pensar en tu vida, a darte 5 minutos, no más que eso. ¿Sabes realmente dónde estás parado? ¿Cuál fue tu bala de cañón? ¿Hay algún dolor que te "mudó de alma"? ¿A dónde vas?